El 25 de septiembre se conmemora el día del farmacéutico y queremos hacer un repaso a la historia de la profesión farmacéutica y de cómo surgieron las primeras farmacias.

El origen de la farmacia como ciencia independiente se remonta al primer tercio del siglo XIX y siempre ha ido de la mano de la medicina, desde la antigüedad clásica hasta la actualidad.

 

Edad Antigua

Antiguamente, a las personas que trataban los problemas de salud recibían el nombre de chamán, curandero, brujo, hechicero o cualquier término similar. Sus funciones sanadoras iban desde la preparación de ungüentos y curas, cirugías o danzas para ahuyentar los malos espíritus. Prácticas que, con el paso del tiempo, se fueron separando.

En la India se desarrolló la medicina Ayurveda que sigue utilizándose actualmente. Utilizaban el cannabis como medicamento o la coloquíntida. El libro Susruta samjitá (escrito en el siglo VI a. C.) describe remedios vegetales (reúne hasta 700 plantas), minerales y animales para uso medicinal.

La mitología egipcia cuenta que la diosa Isis cultivaba plantas medicinales y que transmitió a sus hijos, los dioses Horus y Anubis, sus conocimientos, convirtiéndose ambos en los “farmacéuticos” de la población. El trabajo de los dos hermanos era supervisado por el dios de la sabiduría y también creador de la medicina, Thot, a quién también se le llamaba, curiosamente, Pha-ar-maki. La medicina y la farmacia se enseñaban a los sacerdotes, quienes preparaban y almacenaban los medicamentos.

En la mitología griega encontramos a Hecate o Pharmakis, diosa de la magia y experta en plantas medicinales; Apolo y Artemis, quienes poseían poderes curativos; Asclepios, dios médico que transmitió sus conocimientos a sus hijas, entre las que destacan Hygea (personificación de la salud y la higiene y origen de la copa y la serpiente símbolo de esta profesión) y Panacea (a la que se asocia con los remedios infalibles). 

Comienza a surgir personal especializado en la preparación de medicamentos: los pharmacópolas (comercializaban plantas medicinales); los rizótomos (recolectores) y asclépides (suministraban remedios a los médicos). Los medicamentos eran preparados en los alipterion de los gimnasios y dispensados por el gimnasiarca. Así pues, podemos decir que la primera farmacia del mundo se halló en Grecia.

Los romanos continuaron el camino de los griegos en ambas ciencias. Destacan Dioscórides (que escribió Materia Médica) y Galeno, quien creía que los medicamentos debían producir un efecto contrario a la enfermedad y decidió prepararlos él mismo en su gabinete. 

 

Edad Media

La Edad Media se caracterizó por un gran retroceso en las ciencias y las artes. Con el cristianismo, las deidades siguieron vigentes como figuras sanadoras, destacando santos como San Cosme (cirujano) y San Damián (médico-farmacéutico), patronos de la medicina y la farmacia. Aunque se solía rezar cuando existía una enfermedad, los remedios y teorías médicas de griegos y romanos siguieron utilizándose en monasterios y conventos, en cuyas boticas (asociadas a hospitales) se preparaban medicamentos con las plantas medicinales que cultivaban.

Los musulmanes asentados en Europa se mostraron abiertos a la ciencia, desarrollando y mejorando muchas teorías relacionadas con la medicina. Surgieron los grabadines, unos códigos que describían la elaboración correcta de medicinas y las plantas y materias primas necesarias para ello, además de las cantidades para los pacientes. Escribieron variadas obras sobre medicamentos, como la “Colección de medicamentos y elementos simples” de Ebn-Beitar, con más de mil referencias. También introdujeron en España la triaca, los albarelos y la destilación. 

Hay autores que consideran a los árabes los creadores de la farmacia como profesión independiente (la primera se abrió en Bagdad). Sin embargo, la separación entre la medicina y la profesión farmacéutica no se hizo oficial en Europa hasta 1240, gracias al documento firmado por Federico II de Alemania, considerado como la Carta Magna de esta profesión que indicaba las normas a cumplir por los farmacéuticos, además de la regulación de la preparación de medicamentos y sus precios.

En el Renacimiento la farmacia recibe un gran empujón de la mano del suizo Paracelso, que implanta el concepto de yatroquimia, defendiendo la química como terapia. Los farmacéuticos profundizan en la farmacia como ciencia y realizan todo tipo de estudios, además de enriquecerse con las nuevas materias primas traídas desde América y las que surgen en la química. Destacan grandes boticarios como los botánicos alemanes Besler y Tabernaemontanus y el belga Coudenberg. Otro alemán, Ralla, destila el éter. 

La química fue de gran interés para los farmacéuticos del S. XVII, quienes consiguieron un gran impulso para estas materias primas, cada vez más fiables, aunque los médicos de la época se opusieran. Además, en las oficinas de farmacia separaron la zona de atención al público del laboratorio. Siguieron manteniendo los remedios de toda la vida y aparecieron los enemas, cuya aplicación en esta época era responsabilidad del farmacéutico. En este siglo destacan los boticarios franceses: Beguin (que descubrió la acetona), Le Fevre (descubrió el acetato mercúrico e inventó el oleómetro), entre otros. 

En el S. XVIII esta ciencia y la química siguieron ganando terreno y aparecieron nuevos fármacos. En España, Carlos III dividió el Protomedicato en tres Audiencias (medicina, cirugía y farmacia), lográndose así la independencia de esta profesión sobre la de la medicina. Durante estos años nació el Colegio de Farmacéuticos de Madrid, muy a pesar del colectivo médico, que quería seguir controlando a los farmacéuticos. 

 

Edad moderna

La historia de la farmacia se consolida con los avances producidos en el S. XIX. La tecnología permitió modernizar los laboratorios con la fabricación de pipetas automáticas, molinos y otros instrumentos, además de la elaboración de las nuevas formas de medicinas (comprimidos, cápsulas, supositorios e inyectables) y la aparición de los primeros medicamentos industriales. La enseñanza comenzó a impartirse en facultades de farmacia independientes. Aparecen nuevos fármacos como la morfina, la parafina, el yodo o el cloroformo.

Fue en el siglo XX cuando la farmacia quedó plenamente definida, identificando distintos ámbitos de actuación: sanitario, investigador, docente y militar. Surgen nuevos conceptos en el ejercicio de la profesión como la sanidad ambiental y la distribución y se desarrollan los medicamentos industriales. La aparición de la Seguridad Social terminó de involucrar al farmacéutico como un agente más en el campo de la salud.

 

Escribir un comentario


Código de seguridad
Refescar

Cargando...

Un momento por favor...

Las cookies son importantes para ti, influyen en tu experiencia de navegación. Usamos cookies técnicas y analíticas. Puedes consultar nuestra Política de cookies. Al hacer click en "Aceptar", consientes que todas las cookies se guarden en tu dispositivo o puedes configurarlas o rechazar su uso pulsando en "Configurar".

Aceptar Configurar