Los antibióticos no se usan sólo para calmar y curar dolencias cuando una persona se enferma. Al contrario: su uso está mucho más extendido en veterinaria que en medicina. Alrededor del 80% de los antibióticos se usan en la industria ganadera. La cantidad varía en función de la especie, del sistema de producción, de la granja y también de la normativa de cada país y continente. Está claro que su uso afecta, de una manera u otra, a la salud de los seres humanos cuando consumimos carne. Pero, ¿de qué manera?

 

Usos y administración de los antibióticos en animales

En la Unión Europea la utilización de antibióticos para promover el crecimiento y engorde de los animales de granja está prohibida desde hace años, aunque no en otros lugares del mundo (como en Estados Unidos, por ejemplo). En Europa, su uso en animales se debe, fundamentalmente, a tres razones: como profiláctico (se aplica en animales con riesgo de padecer una enfermedad), para tratar a animales enfermos (terapéutico) y de forma preventiva, es decir, para tratar a animales sanos que están en la misma granja o corral que los animales enfermos (metafiláctico).

Los antibióticos suelen administrarse individualmente (inyectados) o, si es para toda la granja o corral, a través del agua o del pienso que ingieren los animales. La administración del medicamento a nivel grupal suele ser la más empleada en estas industrias, especialmente en pollos y cerdos. De ahí el gran abuso de éstos en las granjas.

 

Pero también es bastante preocupante, ya que puede tener efectos secundarios en la salud del animal. Así, cuando se le retira el antibiótico, el sistema inmunitario del animal es más débil. También existe el problema de la corresistencia y la resistencia cruzada. Y es que el uso continuado de antibióticos (aunque sea con dosis bajas) puede causar resistencias a otros antimicrobianos tanto a los mismos animales… como a los humanos cuando consumimos su carne.

 

La resistencia bacteriana: reto sanitario mundial

Estas mismas resistencias microbianas constituyen el mayor reto sanitario a nivel mundial para la Organización Mundial de la Salud (OMS). Un estudio elaborado para el Gobierno británico pone de manifiesto que, de no ponerle medida, antes de 2050 podrían morir hasta diez millones de personas por el aumento de la resistencia de estas superbacterias a los antibióticos y a los fármacos. El informe también indica que, si se reduce la cantidad de medicamentos suministrados a animales de consumo humano, se puede frenar dicho problema.

No es una amenaza para el futuro. En la actualidad es muy común sufrir algún virus causado por bacterias como la salmonella (que produce enfermedades como la salmonelosis y la fiebre tifoidea, y esta última puede llegar a ser mortal si no se trata a tiempo) y la E. coli. Ambas son resistentes a los antibióticos y se transmiten por el agua y los alimentos, destacando, por supuesto, las carnes de granja y de corral y los huevos. Sólo en España, estos microbios provocan la muerte de 2.500 personas al año. En Estados Unidos la cifra es mayor: cada año fallecen más de 23.000 personas debido a ellas.

Pero el abuso de antibióticos en las granjas también está provocando que surjan cepas superresistentes de bacterias como la Klebsiella pneumoniae que, según explica la asesora de la OMS, la doctora Pilar Ramón, tienen una letalidad por encima del 50%, similar a los brotes de ébola, pero sin atención mediática. 

Prueba de este gran problema fue la detección, en distintos países, a la resistencia a la colistina, un antibiótico de última generación en medicina. La resistencia a este antibiótico (que se prescribe para combatir enfermedades pulmonares de alta mortalidad causadas por las bacterias Pseudomonas aeruginosa y Klebsiella pneumoniae) procede de la carne de pollo y del cerdo.

 

Mayor control de la ganadería

Hay ganaderos que automedican a sus animales sin consultar con el veterinario. Ésta quizá sea la práctica más común y extendida. Pero desde hace unos años, los expertos recomiendan usar los antibióticos en animales con extremada prudencia y sólo cuando sea estrictamente necesario para tratar de erradicar dichas bacterias. 

Para ello se están implementando medidas a nivel mundial para un mejor uso (más racional) de los antibióticos, tanto en humanos como en animales. Algunas de estas medidas de limitación son estrategias legislativas de control. Otras pasan por enseñar a los ganaderos a reducir el uso de antibióticos. Por su parte, la FAO (la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) pidió intensificar la investigación en las granjas, incluyendo análisis de secuenciación molecular y epidemiológicos.

 

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