El cuerpo humano se compone principalmente de agua. La proporción media universal es de dos tercios, aunque puede variar según las condiciones de vida y circunstancias de cada persona (sexo, edad, estado de salud y nutrición). A pesar de ello, el cuerpo contiene mucha agua: más de 45 litros en una persona que pese unos 70 kilos de media.

El porcentaje de agua del organismo oscila entre un 50 y un 70 por ciento. El cuerpo de las mujeres contiene menos agua debido a que su tejido adiposo (esto es, la cantidad de grasa del cuerpo) es mayor que la de los hombres y reduce el porcentaje total de líquido del mismo, puesto que estos tejidos contienen menos agua que otros tejidos (incluyendo los huesos).

 

En función de la edad

La cantidad de agua corporal depende, fundamentalmente, de la edad. Así, el organismo de un recién nacido es mayormente agua (un 75%). Cuando cumple un año de edad, esta cifra disminuye hasta situarse en un 65%. El cuerpo de una mujer joven contiene entre un 58 y un 65 por ciento de fluido, mientras que el de un varón tiene entre un 65 y un 68%.

En los adultos de mediana edad estas cantidades descienden ligeramente, pasando a situarse entre el 55 y 60 por ciento. En la vejez, la cantidad de líquido todavía disminuye un poco más hasta quedarse entre un 53% y un 55% en ancianos de 70 años o más.

 

Estructuración en el cuerpo

Además de esta distinción por sexos y edades, el agua en el cuerpo se distribuye por “compartimentos”. Así, los órganos reciben un 10% de agua (los pulmones, el cerebro, el hígado y la piel son los grandes beneficiados en el reparto). La sangre absorbe la misma cantidad y el resto (80%) se distribuye en las células: un 60% en las mismas células y un 20% alrededor de ellas.

Pero el agua que conforma gran parte de nuestro organismo también se renueva continuamente, día a día. Concretamente, a diario se renuevan 2.700 mililitros: 1.650 con la bebida (o bebidas), 750 en comida y 300 como agua metabólica resultante de la energía de nuestras células.

Sin embargo, este fluido tampoco puede conservarse dentro del cuerpo, sino que debe ser expulsado para limpiar el organismo de deshechos disueltos que podrían resultar dañinos. Se expulsan hasta tres litros diarios, en su mayoría en forma de orina (una media de 1.700 ml.), alrededor de 200 ml. a través de las heces y hasta 800 ml. por la piel y los pulmones (evaporándola por los poros y las mucosas de los pulmones). Si hace calor, se hace ejercicio o se ingieren sustancias como el alcohol, el organismo necesitará expulsar una cantidad mayor para esta renovación.

 

Funciones del agua en el organismo

  • Es necesaria para metabolizar los nutrientes de los alimentos y para que éstos puedan entrar en las células.
  • Lubrica el aparato digestivo y favorece el tránsito intestinal.
  • Favorece el gasto calórico.
  • Mejora la función de los riñones.
  • Ayuda en la eliminación de toxinas.
  • Es amortiguadora para las articulaciones.
  • Provoca el intercambio gaseoso en los alveolos.
  • Es termorreguladora.

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