En verano consumimos más refrescos y bebidas con gas, además de alcohol (bien sea durante las comidas o cenas o bien una noche de fiesta). También es habitual ver las terrazas de los restaurantes y buffets llenas de comensales. Tras una comida copiosa o la ingesta de estas bebidas aparecen la hinchazón (o distensión abdominal) a la que siguen los gases. Tirarse un eructo en público es una situación de lo más embarazosa… por lo que muchos prefieren retenerlos en su interior. 

 

¿Por qué se producen?

Antes de nada conviene aclarar qué es un eructo. No es más que la expulsión de aire almacenado en el aparato digestivo por la boca. Por lo general suele presentarse de forma aislada, lo cual indica que no existe ninguna patología de la que deba realizarse un seguimiento médico.

El causante de éstos es el aire que tragamos. Puede ser al comer más deprisa (o engullir), beber con pajita, ingerir bebidas con gas y refrescos o comidas que fermentan (legumbres, por ejemplo), masticar chicle, chupar caramelos… incluso al hablar y de los mismos nervios nuestro estómago recibe y almacena una mayor cantidad de aire de la habitual.

Hay personas que tienen mayor facilidad para eructar que otras. Esto se debe a que su tracto intestinal es más eficaz a la hora de movilizar y expeler los gases. También por la cantidad de gases que producen las bacterias estomacales y las del colon, que actúan sobre los alimentos que no se han digerido por completo, además de la tolerancia de gases retenidos o el paso por el intestino de los flatos, que en cada persona es distinto.

 

Pero, ¿es malo contenerlos? 

Realmente no es malo contenerlos, pues no van a producir ninguna lesión en nuestro aparato digestivo (ni en nuestro organismo en general), aunque es realmente molesto, ya que la sensación de hinchazón o distensión abdominal permanecerá y quizá hasta pueda aumentar. 

A pesar de ello, el aire que no se expulsa mediante eructos, transita por todo el aparato digestivo y acaba saliendo del organismo por el recto. A pesar de la vergüenza, es un problema de lo más común: en torno al 10% de la población padece de gases excesivos. Además, los gastroenterólogos afirman que las personas sanas expulsan gases una media de diez veces al día. Hacerlo otras diez más también entra dentro de los límites de salubridad.

 

Qué hacer para disminuir los eructos

Lo más recomendable es cambiar ligeramente el estilo de vida mediante hábitos fáciles y sencillos como comer despacio y masticando adecuadamente la comida, evitar las bebidas carbonatadas, dejar de fumar, evitar el consumo de chicle… Aunque todo esto, evidentemente, depende de la persona. Si estas modificaciones no surten efecto, se recurre a terapias de relajación o terapia conductual. 

¿Cuándo se debe acudir al especialista? En caso de que el exceso de eructos o gases limiten la vida normal de la persona, bien por ser demasiado frecuentes o molestos o cuando se acompañen de otros síntomas digestivos (a veces puede ser síntoma de la enfermedad de reflujo gastroesofágico).

Los especialistas señalan que los medicamentos para controlar los gases (simeticona, entre otros) no suelen ser efectivos para el exceso de eructos y algunos hasta pueden provocar síntomas asociados a los gases. 

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