La hipertensión arterial es una enfermedad crónica que sufren millones de personas en el mundo. Se cree que una de cada tres personas desconoce que padecen esta afección. En España, un 43% de la población la sufre. La mayoría son personas mayores de 65 años. Silenciosamente puede cobrarse la vida de miles de pacientes (la OMS alerta de que esta supone la primera causa de mortalidad en el mundo), por lo que no es de extrañar que los médicos incidan tanto en el cuidado de la tensión. 

Si su doctor le ha diagnosticado hipertensión arterial, o si ha acudido a una farmacia a tomarse la tensión y la tiene alta, es conveniente que ponga una serie de medidas para mantenerla a raya: cuidar sus hábitos alimenticios, reduciendo el consumo de sal (menos de cinco gramos al día) en las comidas y beber más agua; olvidarnos del sedentarismo y llevar un estilo de vida más saludable haciendo ejercicio; dejar de lado sustancias nocivas como el tabaco y el alcohol y controlar el estrés y la ansiedad son claves.

 

Una gran sorpresa tras 16 años de estudio

Desde hace años se han realizado estudios sobre el efecto del sodio en la tensión arterial. Un estudio reciente llevado a cabo por científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston (EEUU), podría renovar los hábitos alimenticios de todos estos pacientes, ya que han hallado evidencias de que la limitación de sal en la dieta no es la clave, pero sí ayuda un aumento del consumo de calcio, potasio y magnesio. 

Para el estudio, los investigadores observaron la evolución de la presión sanguínea de 2632 personas durante 16 años, todos ellos hombres y mujeres de entre 30 y 64 años de edad que presentaban niveles normales de presión arterial cuando comenzaron la tesis. 

Dieciséis años después se encontraron con una sorpresa. Y es que, tras años siguiendo una dieta insípida, hallaron que los voluntarios que consumieron al menos 2,5 gramos menos de sodio al día tenían una mayor presión arterial que los que no redujeron su ingesta. Asimismo, otros estudios afirman que las personas que reducen la cantidad de sal de sus comidas y aquellos que toman mucho sodio, finalmente acaban teniendo los mismos problemas cardiovasculares.

A pesar de ello, la doctora Lynn L. Moore, profesora asociada de Medicina en dicha Facultad, advierte de que no hay que tomarse al pie de la letra este hallazgo y dar rienda suelta a un consumo excesivo de sal. 

 

Una combinación de sodio y potasio es la clave

A lo largo de estos años los doctores también observaron que los voluntarios en el estudio que presentaron una presión arterial más baja a largo plazo combinaban una ingesta media de sodio (unos 3,7 gramos al día) con potasio (3,2 gramos al día), además de otros nutrientes como el calcio y el magnesio.

Con este estudio, los científicos estadounidenses esperan que las guías alimentarias prescritas por los médicos se editen incluyendo alimentos ricos en potasio, calcio y magnesio para mantener la presión arterial en los niveles óptimos y disminuir el riesgo de cardiopatía y accidentes cerebrovasculares. Seguro que en todo el mundo toman nota de este hallazgo. En nuestra tienda online puedes adquirir colágeno con magnesio (entre otros complementos alimenticios) para cuidarte.

 

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