Existen múltiples discrepancias en cuanto a la hora de elegir entre medicamentos genéricos y marcas comerciales

A menudo, se pone en duda la eficacia de los medicamentos genéricos al compararlos con las marcas comerciales. Antes de determinar la equivalencia entre ambos, conviene entender las características de cada uno.

Un medicamento de marca es el que se fabrica en un laboratorio, siguiendo un proceso de investigación clínica y pruebas de efectividad y biodisponibilidad. En el envase figura el nombre comercial del fármaco y el de su principio activo. Está vinculado a una patente, lo que impide su fabricación por otras compañías farmacéuticas durante un período de entre 20 y 10 años.

Trascurrido ese tiempo caduca la protección comercial, y los laboratorios pueden sintetizar los genéricos con un precio habitualmente mucho más reducido. En ocasiones sucede que la empresa fabricante de un fármaco genérico es la misma que ha sintetizado el de marca, por lo que el beneficio es doble. 

Los medicamentos genéricos se identifican por las siglas E.F.G. (Especialidades Farmacéuticas Genéricas). Deben tener igual composición en términos de calidad y cantidad de principio activo que el de marca, y haber demostrado su bioequivalencia a través de estrictos ensayos de biodisponibilidad.

La biodisponibilidad se refiere al grado de absorción de un medicamento, y la velocidad con la que llega al punto del organismo donde tiene que ejercer su acción terapéutica. La variación máxima de biodisponibilidad permitida actualmente entre medicamentos genéricos y de marca es de +/- 20%. En teoría, significa que dicha variación es ínfima y clínicamente inapreciable.

 

Discrepancias en torno a los medicamentos genéricos

Pese a todas las garantías esgrimidas, los medicamentos genéricos siguen suscitando polémicas entre los consumidores. Una de las principales cuestiones a debate es la variación del 20% de biodisponibilidad. Las dudas surgen ante aquellos de los medicamentos que presentan un margen terapéutico estrecho (una dosis excesiva puede provocar efectos adversos), los cuales tienen prohibida su comercialización como genéricos. Tal es el caso del anticoagulante Sintron. Otro ejemplo es la tiroxina (levotiroxina), cuya particular dosificación desaconseja su uso genérico.

Asimismo, se han publicado artículos con llamadas a la precaución en el caso de antibióticos, antiepilépticos, y bloqueantes del calcio, ya que se han demostrado diferencias importantes respecto a los medicamentos de marca.

Otro tema controvertido es la presencia de sustancias químicas que se utilizan de relleno en la composición del medicamento que ha sido liberado del monopolio comercial, cuya toxicidad no ha sido determinada por las legislaciones sanitarias.

Un último factor a tener en cuenta es el de los excipientes. Muchos médicos manifiestan haber observado múltiples efectos secundarios adversos en sus pacientes al cambiar a un medicamento genérico, por tener distintos excipientes.

En cualquier caso, la controversia entre genéricos y comerciales existirá siempre en una sociedad que recibe información científica incompleta de acuerdo a intereses políticos y económicos.

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